Amar a tu prójimo como a ti mismo.
Amar a otros, incluso a personas que jamás hemos visto, servir con entusiasmo,
dar sin esperar nada a cambio, corresponder con una sonrisa sincera; no hipócrita,
enseñar lo que sabemos; sin el temor a perder el puesto en el trabajo… ¡Difícil!,
pero nos deja una grata sensación de satisfacción que nos ayuda hacer mejores
seres humanos, por que son valores que elevan como personas.
No se entiende porque humanos,
esos que Dios creó con tanto amor y cuidado,
son tan escasos de amor hacia los demás. Hoy en día se ha convertido en una
regla la maldad y el odio. Cumplamos con nuestra parte, detengámoslos a pensar
para que fuimos creados.
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