Cada día soy testigo del silencio de aquellos
que no dicen ¡gracias!, tener cortesía y dar las gracias por el más
insignificante favor que nos hayan hecho puede marcar la diferencia en las
personas. Yo en lo personar quizás en algún momento se me ha pasado dar las
gracias, pero cuando veo que alguien no da las gracias me da… rabia.
En el autobús suele suceder mucho este caso; al
bajarle el asiente a otro, al pasarle el cambio, entre otras cosas.
Y si no le damos gracias a las personas, se nos
hará más difícil darle gracias a Dios.
Cada quien dice con su boca lo que quiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario sera importante.