
Eso me ha sucedido a mí, por ejemplo, en la universidad cuando después de cuatro meses de mucho o pocos estudios sobre una materia al final la repruebo, ¡si la repruebo!, si a ti no te ha sucedido te felicito, y confieso que la mayor culpa de reprobar es mía, pero aun así me he sentido que no tiene caso seguir estudiando, pero luego respiro profundo y abro los brazos, y me doy cuenta que no debo quedarme ahí, que hay que enmendar los errores cometidos y seguir adelante.
En la vida de pareja también hay dificultades, y me atrevería a decir que los que se ven envueltos (las parejas) en esas situaciones son los más débiles a la hora de enfrentarlos, y rebasar el obstáculo; no se puede ocultar que en muchos de los casos es ya difícil remediar, pero eso es fruto de la negligencia o del poco interés de uno de ellos.
En fin, en todas partes y en todo momento hay dificultades, Recuerda que en la vida no
todo es de color rosa.
“No, sin dolor no hay ganador
Todo cuesta un valor
Por el cual hay que luchar
A pesar de tropezar
De qué importaría ganar
Si fue tan fácil llegar
A la meta y al final qué más habrá” (Lilly Googman, sin dolor)